¿Dónde está el límite entre pasarlo bien y desfasar, y lo que es lo mismo, hasta dónde se lo puede pasar bien uno sin molestar al vecino (nunca mejor dicho)?
El sentido común es el menos común de todos los sentidos, frase redicha para anticipar que, como cada uno pensamos de una manera no hay más remedio que legislar para evitar problemas de discernimiento.
Porque, no nos engañemos, lo que a uno le puede parecer muy divertido y soportable, a otro le puede parecer aborrecible e inaguantable. Sin ir más lejos las juergas de las peñas en locales cerca de viviendas. Habitualmente estas peñas suelen estar compuestas por adolescentes (no voy a entrar en si hay menores de edad bebiendo), que quieren divertirse al máximo, subiendo el volumen a todo lo que da el equipo de música hasta avanzada la madrugada. Según ellos, al estar en fiestas, tienen derecho a pasarse "un poco" de lo normal, sin embargo no tienen en cuenta que ese pasarse un poco afecta mucho a bebés, niños, mayores o gente que al día siguiente tiene que levantarse temprano y no pueden dormir.
Como es imposible llegar a un acuerdo cordial, no le queda otra al Ayuntamiento de la población que dictar una ordenanza que legisle el comportamiento que debe existir en esos períodos especiales o que esté determinado ya en otras ordenanzas existentes. En muchas ocasiones pagan justos por pecadores y cuando se prohibe,por ejemplo, alquilar locales a peñas, puede que alguna peña no fuera a incumplir los artículos de la ordenanza, pero no pueden alquilar locales donde hay asimismo viviendas.
Lamentablemente es algo común, tener que legislar algo porque no todo el mundo sabe realizar una actuación o uso apropiado. En la empresa es más que habitual dictar este tipo de normativas internas, ya que ciertos individuos son incapaces de establecer límites de sentido común, y por tanto pueden con su mal comportamiento, no sólo molestar al resto de compañeros, sino retraer el crecimiento de la empresa.
Algo tan sencillo como llegar a la hora, no estar en el office demasiado tiempo, no hacer un uso indebido del teléfono de empresa o de los ordenadores, ha tenido que limitarse en la empresa debido al mal uso que otras personas han realizado anteriormente y, sólo por no tener sentido común, han condenado a que nadie pueda realizar algo que tendría sentido de forma excepcional.
Al mismo tiempo, igual que en las Fiestas Patronales, hay excepciones y excepciones, valga la redundancia. Todos tenemos más paciencia en esa época porque, es lo que toca, pero eso no significa que cuando demos la mano nos tomen todo el brazo. En la empresa se pueden hacer excepciones en todos los términos, siempre y cuando la excepción no sea la regla y el riesgo sea medido.
Por ejemplo, una operación con un gran cliente que puede aportar muchas ventajas a la empresa puede conllevar una negociación especial que necesite de excepciones a las reglas definidas por la empresa: términos de pago, stock mínimo en almacén, días de servicios, gestión documental y un largo etcétera. Pero no podemos basar nuestras operaciones en continuas excepciones a reglas, ya que si no estaremos continuamente en las manos de nuestros clientes y de sus demandas, como si de niños malcriados se tratara. Los clientes también valoran el carácter de una empresa y demostrarlo en las ocasiones oportunas les hace también sentirse más seguros al entender que están acordando un servicio que la empresa quiere confirmar siguiendo sus normas.
Por lo tanto, caben las excepciones y en muchas ocasiones se puede sacar mucho provecho de ellas, pero siempre con un orden y no de forma indefinida.


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